sábado, 16 de agosto de 2014
domingo, 3 de agosto de 2014
EntreTiempos
Entre un microrrelato y otro; entre la novela a editar y la que estoy escribiendo... dibujos y citas o pensamientos sueltos, refranes...
miércoles, 2 de julio de 2014
La primera vez
Qué dirías si supieras que con el primer pétalo deshojado dejé caer mis temores, con el segundo mis prejuicios y con el tercero mi vergüenza. Se deslizaron los otros, uno a uno hasta dejarme desnuda. Sólo el tallo quiso resistir con sus espinas guerreras.
Entonces en el primer beso de rocío se arqueó esperanzado mi cáliz. El viento tarareó una bossa nova en las notas de Vinicius y los estambres latieron enamorados. Qué dirías si supieras que volví a arquear mi cáliz; que brotó mi néctar y que mi gineceo recibió un soplo fecundo y amarillo iridiscente de la luna.
jueves, 29 de mayo de 2014
jueves, 8 de mayo de 2014
Causalidad
Me habían dicho que es maravilloso; que fuera... Pero nunca me dijeron que allí, frente al mar, al bajar corriendo los médanos, caería en los brazos del amor.
jueves, 20 de marzo de 2014
Metamorfosis en el espejo

(Digresión, más de 100 palabras)
martes, 25 de febrero de 2014
Nunca antes de la víspera
![]() |
Fotografía de Gonzalo Gaviño Romero |
Hace noches que la observo, ella aún
no lo sabe. No se puede dormir. Acomoda la almohada. Abre los ojos y mira las
sombras de su habitación. Mientras, espero...
Hace noches que no quiero cerrar los ojos pues mi mente se
quiere escapar de mi cabeza. La siento diluirse, fragmentarse y hacer presión. Creo que es mi hora,
muero; entonces pienso: no mien-
tras esté durmiendo. Entro en pánico. Logro
razonar y suplanto las palabras por una melodía. Engañé mis pensamientos...
Hace noches que las observo. La primera está equivocada, la segunda también.
Aún no lo saben, hay que darles tiempo.
domingo, 16 de febrero de 2014
Plena
Preparó la habitación de su niño con caracolas marinas, colores pasteles y puntillas. La roció con gotas de arena y sal. La iluminó con la iridiscencia del sol. La cuna, de madera pintada de blanco, ubicada en el mejor lugar y al lado, para poder mirarlo con sus anhelos soñados, un gran sillón. Lo esperó nueve meses y al fin lo tiene pegado a su seno: manito de rosa, carita redonda perfumada de besos y rulos castaños de hilos de seda. Lo acaricia. Lo acuna. Le murmura viejas palabras de espumas oceánicas, mientras él bebe que bebe todo su ser.
|
lunes, 10 de febrero de 2014
Y le juro
![]() |
Fotografía de Mariano Gaviño Romero |
Y fue lo último que escuché: ¡Anaaa! Y la "a" quedó rebotando como pelotas en el patio del colegio, con ese repicar hueco y cada vez más cortito. Y después viró a un zumbido que se incrustó en una de mis dendritas; y ¡zas!, se desparramó a todo el cerebro. Y aún persiste allí, así: zzzzzzzzzzzz. Y fue en ese instante que me arrancaron de un tirón, hacia atrás; me aspiraron con una rapidez que no se parece a nada. No... No, tampoco... Ni siquiera a eso.
Le juro y le vuelvo a jurar que desde ese día tengo vértigo.
lunes, 3 de febrero de 2014
Cambio de vida
Aunque no lo creas llegué a esta ciudad en un vuelo de dos semanas. Sí: 14 días y 14 noches. Recalé con la lengua fuera, las patas entumecidas y los ojos
secos. Me sentía morir. ¡Y sin un lugar para
acurrucarme! Picoteé algo,
lo suficiente para no desmayarme y provocar mi propia muerte, al azar, por algún distraído. Ya repuesto me refresqué en una
fuente, ¿podrás creerlo? Me habían
dicho que esta ciudad es de locos... puro cemento, vidrios, autos, bocinas; y
escasos árboles. Igual partí. Volé. Me vine.
Hoy heme aquí,
sentado contento en la rama donde construí mi nido.
martes, 28 de enero de 2014
Solo en la calle
![]() |
Foto enviada por Ana Coni |
sábado, 18 de enero de 2014
Los planos

Cuando Andrés Cuello llegó a la isla en busca del plano de la casa de su abuelo se asombró porque la oscuridad y la estreches contrastaban con su memoria. Se instaló en el hotel, el edificio ocre, que antiguamente fue palacio virreinal. En la mañana recordó el colorido de sus calles aunque no encontró ni el camino ni la casa. Tampoco el plano en el edificio color berenjena. Entonces solicitó uno de la isla y la caminó en pocas horas. Se la devoran las plantas, pensó antes de dormirse mientras que, sin percatarse, algunas líneas del plano comenzaron a desaparecer.
lunes, 13 de enero de 2014
Pueblito loco
![]() |
Ilustrado por María Chanourdie |
En este pueblito loco todo era cosa de locos. Por eso me fui. Había un cura que se creía Dios, una señora rica que se decía pobre y otra pobre que se sentía reina... Por eso me fui. La luna salía de día y el sol, de noche. Por eso me fui. Los caricias eran golpes, los besos mordiscos y los insultos cordiales palabras dichas en susurros. Por eso me fui. Se lloraba en los cumpleaños y se reía en los velatorios. Por eso me fui. De lunes a viernes se descansaba. Sábados y domingos se trabajaba. Por eso... volví.
jueves, 9 de enero de 2014
¿Será cierto?
¿Alguien sabe de ésto? Leí en el diario de la mañana que "llegó a la Argentina la solución inmediata a su dolor". ¿Dónde?, me pregunté inmediatamente y continué buscando información. En el barrio de Palermo, decía la letra chiquita del anuncio, a tres cuadras de plaza Serrano. Y sin mayor especificaciones hacia allí fui.
En el hueco chico de un terreno y dibujado sobre una tela negra a modo de telón, se veía rojamente una casa de té china, dos árboles y un puente; y además un cartelito que decía:
¡PASE! LO ESTOY ESPERANDO
PUES SUFRIR NO ESTÁ DE MODA
Promesa
¿Ves?, aquella casa es la mía. Fría. Solitaria. Abandonada. Destartalada. Desamparada. Con olor a humedad. En medio de la nada. En medio de mi nada. Desolada. Descascarada. Agrietada. Con gusto a sal. No, el gusto a sal está en mi boca. Y en tu boca. ¿No te vas a arrepentir? Mira que me prometiste que volvería a ser la de antes. Poblada. Ruidosa. Abierta. Perfumada. Con olor a budín. En la cima de mi sierra. En la cima de nuestra vida. Nueva. De a dos. Con vos. Juntos. Para siempre. Sin engaños. De la mano. De frente... ¿Te ríes? ¡Sí!
Imprudencia
Esa mañana me levanté temprano -extraño en mi- a retirar los pequeños afiches que había mandado a imprimir. No me sentía bien... en realidad desde hacía tiempo, pero no le prestaba atención a los timbres de mi cuerpo. Me bañé, perfumé, cerré cada una de las puertas de casa, saqué el auto y partí. No me siento bien, me dije. Y de un respiro profundo hasta el estómago expulsé de mi mente esa sensación. Lo último que vi, antes de caer en un limbo de círculos translúcidos que daban vueltas a mi alrededor, fueron las ruedas rojas de una bicicleta.
El rastro de la noche
La noche vino a buscarme acompañada de una brisa espesa y me envolvió en un sueño de aromas a tierra, agua y sal. Me quedé quieta, percibiendo la cadencia negra de mi melena. Dejándome llevar. Entonces, poco a poco, comencé a hundirme en la placidez tibia del océano. Y fui coral, anémona, arlequín, caballito de mar... Y fui tortuga, mantarraya, tiburón. Mi piel se fue cubriendo, según la ocasión, de rojos, amarillos, verdes, violetas y de acerados grises; de pintitas, rayas y formas diversas. Pero la noche no sólo me dejó ese recuerdo... Cuando abrí los ojos, era una sirena.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)