jueves, 9 de enero de 2014

Imprudencia


Esa mañana me levanté temprano -extraño en mi- a retirar los pequeños afiches que había mandado a imprimir. No me sentía bien... en realidad desde hacía tiempo, pero no le prestaba atención a los timbres de mi cuerpo. Me bañé, perfumé, cerré cada una de las puertas de casa, saqué el auto y partí. No me siento bien, me dije. Y de un respiro profundo hasta el estómago expulsé de mi mente esa sensación. Lo último que vi, antes de caer en un limbo de círculos translúcidos que daban vueltas a mi alrededor, fueron las ruedas rojas de una bicicleta. 

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