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Fotografía de Gabriela Romero |
Cuando aún era polvo yaciente bajo siete capas de tierra, en los cielos siete sellos del libro se abrieron. La Tierra fue azotada por jinetes alados en caballos de fuego. Del último sello descendieron siete ángeles con trompetas, escupiendo: truenos, relámpagos y miserias. Se revelaron abismos, cayeron montañas y el mar secó. Luego siete copas les fueron entregadas y de ellas, menos de la última, la peste se derramó. Y pasaron años. Un río de agua limpia envolvió la Tierra y a la tierra infiltró. Bautizó huesos, cenizas y polvo... Entonces fui cuerpo saliente asida a sus clavos de forja.
Bien, me gusta tu persistencia. Sos, un ejemplo de alumna. Tenaz y disciplinada. Creo que ya te lo dije, pero no me parece mal reforzar tus cualidades. Un beso. Sara
ResponderBorrarGracias, Sara!!
Borrarapocaliptico!
ResponderBorrarAsí es!!
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